Este blog ha sido creado principalmente como herramienta de apoyo a la materia de educación en la fe de las instituciones católicas de la Diócesis de Santa Ana, El Salvador.
martes, 24 de marzo de 2020
MONSEÑOR ROMERO
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miércoles, 11 de marzo de 2020
Jesucristo, mediador y plenitud de la Revelación
En el tema anterior estudiamos que Dios en su amor por la humanidad se ha revelado y ofrece la salvación al hombre, para que éste, encuentre en El la realización plena.
Ahora estudiaremos que esa revelación es plena en Jesucristo, revelación del Padre.
El papa Benedicto en audiencia general del 16 de enero de 2013, nos enseña lo siguiente:
... La Revelación de Dios alcanza su cumbre, su plenitud. En Jesús de Nazaret, Dios visita realmente a su pueblo, visita a la humanidad de un modo que va más allá de toda espera: envía a su Hijo Unigénito; Dios mismo se hace hombre. Jesús no nos dice algo sobre Dios, no habla simplemente del Padre, sino que es revelación de Dios, porque es Dios, y nos revela de este modo el rostro de Dios. San Juan, en el Prólogo de su Evangelio, escribe: «A Dios nadie lo ha visto jamás: Dios unigénito, que está en el seno del Padre, es quien lo ha revelado» (Jn 1, 18).
En Jesús también la mediación entre Dios y el hombre encuentra su plenitud. En el Antiguo Testamento hay una multitud de figuras que desempeñaron esta función, en especial Moisés, el liberador, el guía, el «mediador» de la alianza, como lo define también el Nuevo Testamento (cf. Gal 3, 19; Hch 7, 35; Jn 1, 17). Jesús, verdadero Dios y verdadero hombre, no es simplemente uno de los mediadores entre Dios y el hombre, sino que es «el mediador» de la nueva y eterna alianza (cf. Hb 8, 6; 9, 15; 12, 24); «Dios es uno —dice Pablo—, y único también el mediador entre Dios y los hombres: el hombre Cristo Jesús» (1 Tm 2, 5; cf. Gal 3, 19-20). En Él vemos y encontramos al Padre; en Él podemos invocar a Dios con el nombre de «Abbà, Padre»; en Él se nos dona la salvación.
El deseo de conocer realmente a Dios, es decir, de ver el rostro de Dios es innato en cada hombre, también en los ateos. Y nosotros tenemos, tal vez inconscientemente, este deseo de ver sencillamente quién es Él, qué cosa es, quién es para nosotros. Pero este deseo se realiza siguiendo a Cristo; así vemos su espalda y vemos en definitiva también a Dios como amigo, su rostro en el rostro de Cristo. Lo importante es que sigamos a Cristo no sólo en el momento en que tenemos necesidad y cuando encontramos un espacio en nuestras ocupaciones cotidianas, sino con nuestra vida en cuanto tal. Toda nuestra existencia debe estar orientada hacia el encuentro con Jesucristo, al amor hacia Él; y, en ella, debe tener también un lugar central el amor al prójimo, ese amor que, a la luz del Crucificado, nos hace reconocer el rostro de Jesús en el pobre, en el débil, en el que sufre. Esto sólo es posible si el rostro auténtico de Jesús ha llegado a ser familiar para nosotros en la escucha de su Palabra, al dialogar interiormente, al entrar en esta Palabra de tal manera que realmente lo encontremos, y, naturalmente, en el Misterio de la Eucaristía. En el Evangelio de san Lucas es significativo el pasaje de los dos discípulos de Emaús, que reconocen a Jesús al partir el pan, pero preparados por el camino hecho con Él, preparados por la invitación que le hicieron de permanecer con ellos, preparados por el diálogo que hizo arder su corazón; así, al final, ven a Jesús. También para nosotros la Eucaristía es la gran escuela en la que aprendemos a ver el rostro de Dios, entramos en relación íntima con Él; y aprendemos, al mismo tiempo, a dirigir la mirada hacia el momento final de la historia, cuando Él nos saciará con la luz de su rostro. Sobre la tierra caminamos hacia esta plenitud, en la espera gozosa de que se realice realmente el reino de Dios.
lunes, 9 de marzo de 2020
La liturgia en la iglesia, el culto a Dios.
·
Recuerda y enuncia tres o cuatro curaciones
obradas por Jesús narradas en los Evangelios. Además del hecho en sí, ¿Qué
significado tenían tales acciones?
DE LO MATERIAL A LO
ESPIRITUAL:
Somos a la vez seres corporales y espirituales. Necesitamos
percibir de algún modo, por medio de los sentidos, las realidades interiores o
espirituales. Por eso en las acciones sagradas se usan signos y símbolos, como
gestos, palabras, agua, luz, música, etc. Son realidades materiales que nos
acercan a realidades espirituales.
Lo mismo hacia Jesús. Las curaciones de toda clase de
enfermos eran signo o señal de la curación espiritual que había venido a traer
a la humanidad. Pero el Señor no vino a salvar únicamente a los que convivieron
con él en Palestina hace dos mil años; vino a salvar a todos. ¿Entonces podemos
nosotros estar en contacto con Jesús y ser curados y consolados por él?
En la liturgia se utilizan signos materiales (derramar agua,
partir el pan, imponer las manos, ungir con aceite, etc.) que gracias a la
acción del Espíritu Santo, se convierten en portadores de la acción
santificadora y salvadora de Dios. Son signos que realizan aquello que
significan.
UN ENCUENTRO CON DIOS
EN EL PRESENTE:
En la liturgia y, de modo particular en la celebración de la
Eucaristía, la Iglesia no solo recuerda, como en un aniversario, unos hechos
que ocurrieron hace siglos, sino que los actualiza, los hace presentes. Nos
permite participar hoy en esos acontecimientos históricos y beneficiarnos de
ellos como si hubiéramos estado presentes; nos hace contemporáneos de Jesús.
QUIEN CELEBRA LA
MISA:
Los ministros ordenados, obispos y sacerdotes, actúan en la
persona de Cristo, que es quien preside la celebración litúrgica. Los demás
fieles, al participar en la celebración, se unen a Cristo y se ofrecen ellos
mismos como sacrificio espiritual.
EL AÑO LITÚRGICO
El momento culminante del año
litúrgico es el Triduo Pascual. La pascua es la fiesta de las fiestas en la que
conmemoramos la resurrección de Cristo.
EL LUGAR DE LA CELEBRACIÓN.
Aunque se puede rezar en
cualquier lugar, necesitamos espacios donde encontrarnos como comunidad, como
cuerpo de Cristo y así dar culto a Dios. El edificio material es símbolo de la
Iglesia, de la comunidad de los creyentes, y también del cielo, la casa del
padre hacia la cual nos encaminamos. Es un lugar de oración, donde se celebra
la Eucaristía y donde está Cristo realmente presente en el tabernáculo.
ALGUNOS SÍMBOLOS LITÚRGICOS:
En los actos de culto, los ritos intentan expresar la
grandeza de aquellos que celebramos a través de diversos signos exteriores.
·
Colores litúrgicos
·
Las posturas en la celebración de la Eucaristía
·
La música
·
Las imágenes
Trabaja en su cuaderno de forma ordenada
·
Contesta:
o
¿Qué es liturgia?
o
¿Qué es el triduo pascual?
o
¿Cuáles son las partes principales de los
edificios sagrados?
o
¿Cuáles son los colores litúrgicos?
o
¿Cuál es la finalidad de la música en las
celebraciones litúrgicas?
o
¿Qué sentido tienen las imágenes en las
iglesias?
- Elabora un comentario en el blog con base a la información anterior y al video respondiendo a la pregunta:
¿Como debe ser mi culto a Dios?
miércoles, 4 de marzo de 2020
Dios se revela en la historia
Ver el video:
Dios se ha revelado como Ser personal, a través de una historia de salvación, creando y educando a un pueblo para que fuese custodio de su Palabra y para preparar en él la Encarnación de Jesucristo.
Son contenido de la Revelación tanto las verdades naturales, que el ser humano podría conocer también mediante la sola razón, como las verdades que exceden la razón humana y que pueden ser conocidas solamente por la libre y gratuita bondad con que Dios se revela. Objeto principal de la Revelación divina no son verdades abstractas sobre el mundo y el hombre: su núcleo substancial es el ofrecimiento por parte de Dios del misterio de su vida personal y la invitación a tomar parte en ella.
2. La Sagrada Escritura, testimonio de la Revelación
El pueblo de Israel, bajo inspiración y mandato de Dios, a lo largo de los siglos ha puesto por escrito el testimonio de la Revelación de Dios en su historia, relacionándola directamente con la revelación del único y verdadero Dios hecha a nuestros Padres. A través de la Sagrada Escritura, las palabras de Dios se manifiestan con palabras humanas, hasta asumir, en el Verbo Encarnado, la misma naturaleza humana. Además de las Escrituras de Israel, acogidas por la Iglesia, y conocidas como Antiguo o Primer Testamento, los apóstoles y los primeros discípulos pusieron también ellos por escrito el testimonio de la Revelación de Dios tal y como se ha realizado plenamente en Su Verbo, de cuyo pasar terreno fueron testigos, de modo particular del misterio pascual de su muerte y resurrección, dando así origen a los libros del Nuevo Testamento.
Dios es el autor de la Sagrada Escritura, que los autores sagrados (hagiógrafos), también ellos autores del texto, han redactado con la inspiración del Espíritu Santo. Para su composición, Él «eligió a hombres, que utilizó usando de sus propias facultades y medios, de forma que obrando Él en ellos y por ellos, escribieron, como verdaderos autores, todo y sólo lo que Él quería»[6] (cfr. Catecismo, 106). Todo lo que los escritores sagrados afirman puede considerarse afirmado por el Espíritu Santo: «hay que confesar que los libros de la Escritura enseñan firmemente, con fidelidad y sin error, la verdad que Dios quiso consignar en las sagradas letras»[7].
Para comprender correctamente la Sagrada Escritura hay que tener presente los sentidos de la Escritura —literal y espiritual; este último reconocible también en alegórico, moral y anagógico— y los diversos géneros literarios en los que han sido redactados los diferentes libros o partes de los mismos (cfr. Catecismo, 110, 115-117). En particular, la Sagrada Escritura debe ser leída en la Iglesia, o sea, a la luz de su tradición viva y de la analogía de la fe (cfr. Catecismo, 111-114): la Escritura debe ser leída y comprendida en el mismo Espíritu en el cual ha sido escrita.
Ver el video:
Actividad:
1. Lee la información dada
2. Analiza cada video
3. Explica en paginas de papel bon, en equipo, que es la revelación, y como se transmite la revelación.
4. Realiza un cuestionario de 10 preguntas, con sus respectivas espuestas.
domingo, 1 de marzo de 2020
ARTÍCULOS DEL CREDO CATÓLICO
Las verdades de fe de la iglesia católica:
el credo.
Las
verdades de nuestra fe católica se encuentran en la oración del Credo. El Credo
es lo que creemos los católicos. Si alguien de otra religión nos pregunta ¿qué
es lo que creen ustedes los católicos? podemos contestarle con todo lo que
rezamos en el Credo. Podemos decir que es como un resumen de nuestra FE.
El
Credo está dividido en tres partes:
• La primera parte habla de Dios Padre y
de la obra de la Creación.
• La segunda parte habla de Dios Hijo y
de la Redención de los hombres.
• La tercera parte habla de Dios
Espíritu Santo y de nuestra santificación.
Estas
tres partes contienen doce artículos que abarcan las principales verdades en
las que creemos los católicos. Estos doce artículos son:
1. Dios
Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la Tierra.
2.
Jesucristo, Hijo único de Dios.
3.
Jesús fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo y nacido de María la
Virgen.
4.
Jesús fue crucificado, muerto y sepultado.
5.
Jesús descendió a los infiernos y al tercer día resucitó.
6.
Jesús subió a los cielos y está sentado a la derecha de Dios Padre.
7.
Jesús vendrá a juzgar a vivos y muertos.
8. El
Espíritu Santo.
9. La
Iglesia una, santa, católica y apostólica y la comunión de los santos.
10. El
perdón de los pecados.
11. La
resurrección de los muertos.
12. La
vida eterna.
Los alumnos deben explicar 3 de los 12 artículos del credo católico.
además deben formar el credo en imágenes, en el cuaderno de forma acreativa.
Aumenta mi fe
En el catecismo de la Iglesia católica encontramos una hermosa definición de fe:
150 La fe
es ante todo una adhesión personal del hombre a Dios; es al mismo
tiempo e inseparablemente el asentimiento libre a toda la verdad que
Dios ha revelado. En cuanto adhesión personal a Dios y asentimiento a la
verdad que Él ha revelado, la fe cristiana difiere de la fe en una persona
humana. Es justo y bueno confiarse totalmente a Dios y creer absolutamente lo
que Él dice. Sería vano y errado poner una fe semejante en una criatura
(cf. Jr 17,5-6; Sal 40,5; 146,3-4).
Además las sagradas escrituras detallan la fe como:
"La fe es como aferrarse a lo que se espera, es la certeza de cosas que no se pueden ver."
Carta a los Hebreos, 11,1
LA FE ES UN DON DE DIOS "Ustedes han sido salvados por la fe, y lo han sido por gracia. Esto no vino de ustedes, sino que es un don de Dios;"Carta a los Efesios, 2,8
POR LO TANTO; PIDAMOS A DIOS .... AUMENTA MI FE.
MARCOS 9,24
"Creo pero aumenta mi fe"
Orientaciones generales para este tema:
Se trata de ayudar a los jóvenes a
reflexionar sobre la importancia de la fe en la vida del hombre, a conocer y
respetar lo que otros creen para ayudar a una mejor convivencia social.

"La fe es como aferrarse a lo que se espera, es la certeza de cosas que no se pueden ver."
Carta a los Hebreos, 11,1
LA FE ES UN DON DE DIOS "Ustedes han sido salvados por la fe, y lo han sido por gracia. Esto no vino de ustedes, sino que es un don de Dios;"Carta a los Efesios, 2,8
POR LO TANTO; PIDAMOS A DIOS .... AUMENTA MI FE.
MARCOS 9,24
"Creo pero aumenta mi fe"
Orientaciones generales para este tema:
Los jóvenes visitaran el Blog, como herramienta de estudio y refuerzo de clases de religión presenciales.
Creo en Dios Padre, Creador.
“Y vio Dios que era bueno… entonces vio dios todo lo que había hecho, y todo era muy bueno“
(génesis 1,25. 31)
La primera verdad de fe que profesamos los cristianos católicos, es la convicción que existe un Ser superior que causante de todo lo que existe, al respecto el papa Benedicto con ocasión del año de la de nos explica el primer artículo de la fe católica contenida en la oración del credo:
El Credo,
que comienza calificando a Dios «Padre omnipotente», como meditamos
la semana pasada, añade luego que Él es el «Creador del cielo y de la
tierra», y retoma de este modo la afirmación con la que comienza la Biblia. En
el primer versículo de la Sagrada Escritura en efecto se lee: «Al principio
creó Dios el cielo y la tierra» (Gn 1,
1): es Dios el origen de todas las cosas y en la belleza de la creación se
despliega su omnipotencia de Padre que ama.
Dios se manifiesta como Padre en la creación, en
cuanto origen de la vida, y, al crear, muestra su omnipotencia. Las imágenes
usadas por la Sagrada Escritura al respecto son muy sugestivas (cf. Is40, 12; 45, 18; 48, 13; Sal 104, 2.5; 135, 7; Pr 8, 27-29; Jb 38–39). Él, como un Padre
bueno y poderoso, cuida de todo aquello que ha creado con un amor y una
fidelidad que nunca decae, dicen repetidamente los Salmos (cf. Sal 57, 11; 108, 5; 36, 6). Así,
la creación se convierte en espacio donde conocer y reconocer la omnipotencia
del Señor y su bondad, y llega a ser llamamiento a nuestra fe de creyentes para
que proclamemos a Dios como Creador. «Por la fe —escribe el autor de la Carta a los Hebreos— sabemos que el
universo fue configurado por la Palabra de Dios, de manera que lo visible
procede de lo invisible» (11, 3). La fe, por lo tanto, implica saber reconocer
lo invisible distinguiendo sus huellas en el mundo visible. El creyente puede
leer el gran libro de la naturaleza y entender su lenguaje (cf. Sal 19, 2-5); pero es necesaria
la Palabra de revelación, que suscita la fe, para que el hombre pueda llegar a
la plena consciencia de la realidad de Dios como Creador y Padre.
(Catequesis del papa Benedicto XVI en el año de la fe)
Después de visitar el Blog, los alumnos deberán responder:
a.
Explica en tu cuaderno ¿Por qué creer en Dios como Padre y
Creador?
b. realizar un comentario en el blog, sobre la pregunta ¿Vale la pena creer hoy día?
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