lunes, 28 de febrero de 2022

La Eucaristía, milagro de amor.

 

Me atrevería a decir que en alguna ocasión te preguntaste ¿Qué es la Eucaristía? pues como toda inquietud, ésta se puede responder, pero no debe faltar el ingrediente principal: la fe. 

Comencemos por el nombre.

Según el Catecismo de la Iglesia Católica en sus numerales 1328 y siguientes los nombres que se le dan a este sacramento son: 

Eucaristía porque es acción de gracias a Dios. Las palabras eucharistein (Lc 22,19; 1 Co 11,24) y eulogein (Mt 26,26; Mc 14,22) recuerdan las bendiciones judías que proclaman —sobre todo durante la comida— las obras de Dios: la creación, la redención y la santificación.

1329 Banquete del Señor (cf 1 Co 11,20) porque se trata de la Cena que el Señor celebró con sus discípulos la víspera de su pasión y de la anticipación del banquete de bodas del Cordero (cf Ap 19,9) en la Jerusalén celestial. 

Fracción del pan porque este rito, propio del banquete judío, fue utilizado por Jesús cuando bendecía y distribuía el pan como cabeza de familia (cf Mt 14,19; 15,36; Mc 8,6.19), sobre todo en la última Cena (cf Mt 26,26; 1 Co 11,24). En este gesto los discípulos lo reconocerán después de su resurrección (Lc 24,13-35), y con esta expresión los primeros cristianos designaron sus asambleas eucarísticas (cf Hch 2,42.46; 20,7.11). Con él se quiere significar que todos los que comen de este único pan, partido, que es Cristo, entran en comunión con él y forman un solo cuerpo en él (cf 1 Co 10,16-17). 

Asamblea eucarística (synaxis), porque la Eucaristía es celebrada en la asamblea de los fieles, expresión visible de la Iglesia (cf 1 Co 11,17-34).

1330 Memorial de la pasión y de la resurrección del Señor.

Santo Sacrificio, porque actualiza el único sacrificio de Cristo Salvador e incluye la ofrenda de la Iglesia; o también Santo Sacrificio de la Misa"sacrificio de alabanza" (Hch 13,15; cf Sal 116, 13.17), sacrificio espiritual (cf 1 P 2,5), sacrificio puro (cf Ml 1,11) y santo, puesto que completa y supera todos los sacrificios de la Antigua Alianza.

Santa y divina liturgia, porque toda la liturgia de la Iglesia encuentra su centro y su expresión más densa en la celebración de este sacramento; en el mismo sentido se la llama también celebración de los santos misterios. Se habla también del Santísimo Sacramento porque es el Sacramento de los Sacramentos. Con este nombre se designan las especies eucarísticas guardadas en el sagrario.

1331 Comunión, porque por este sacramento nos unimos a Cristo que nos hace partícipes de su Cuerpo y de su Sangre para formar un solo cuerpo (cf 1 Co 10,16-17); se la llama también las cosas santas [ta hagiasancta] (Constitutiones apostolicae 8, 13, 12; Didaché 9,5; 10,6) —es el sentido primero de la "comunión de los santos" de que habla el Símbolo de los Apóstoles—, pan de los ángelespan del cielomedicina de inmortalidad (San Ignacio de Antioquía, Epistula ad Ephsios, 20,2), viático...

1332 Santa Misa porque la liturgia en la que se realiza el misterio de salvación se termina con el envío de los fieles ("missio") a fin de que cumplan la voluntad de Dios en su vida cotidiana.

En definitiva, el culmen de la celebración de la Eucaristía es la consagración del pan en el Cuerpo de Cristo y del vino en su Sangre que renueva mística y sacramentalmente el sacrificio de Jesucristo en la Cruz. La Eucaristía es Jesús real y personalmente presente en el pan y el vino que el sacerdote consagra. Por la fe creemos que la presencia de Jesús en la Hostia y el vino no es sólo simbólica sino real; esto se llama el misterio de la transubstanciación ya que lo que cambia es la sustancia del pan y del vino; los accidentes -forma, color, sabor, etc.- permanecen iguales. 

Partes de la Misa.



Responde en tu cuaderno las siguientes preguntas.

1- ¿Qué es la Eucaristía?

2- ¿Cuáles son las dos grandes partes de la Misa?

3- Enlista los apartados de la primera parte de la misa.

4- Enlista los apartados de la segunda parte de la misa.

martes, 7 de abril de 2020

LA PASCUA

VER Y ANALIZAR LOS SIGUIENTES VÍDEOS:





ACTIVIDAD:

Según el video, explica en un comentario, 1. Que es la Pascua 2. Como puedo hacer de mi vida una Pascua, (8 lineas como mínimo, 10 como máximo, por todo el comentario). Para mas información puedes consultar  la siguiente pagina católica:
 https://es.catholic.net/op/articulos/18277/domingo-de-resurreccin.html#modal

La semana Santa


Vea los siguiente videos.






Actividad:

Después de analizar los vídeos anteriores, en un comentario en este blog (5 lineas por cada respuesta), responderás las siguientes preguntas con tus palabras, respetando la ortografía,  con ideas claras y calidad de redacción y contenido.
1. Que es la Semana Santa?
2. Como vivir la semana santa hoy día?

Nota: el comentario debe contener el nombre, grado y sección del alumno.

martes, 24 de marzo de 2020

miércoles, 11 de marzo de 2020

Jesucristo, mediador y plenitud de la Revelación


En el tema anterior estudiamos que Dios en su amor por la humanidad se ha revelado y ofrece la salvación al hombre, para que éste, encuentre en El la realización plena.

Ahora estudiaremos que esa revelación es plena en Jesucristo, revelación del Padre.


El papa Benedicto en audiencia general del 16 de enero de 2013, nos enseña lo siguiente:

... La Revelación de Dios alcanza su cumbre, su plenitud. En Jesús de Nazaret, Dios visita realmente a su pueblo, visita a la humanidad de un modo que va más allá de toda espera: envía a su Hijo Unigénito; Dios mismo se hace hombre. Jesús no nos dice algo sobre Dios, no habla simplemente del Padre, sino que es revelación de Dios, porque es Dios, y nos revela de este modo el rostro de Dios. San Juan, en el Prólogo de su Evangelio, escribe: «A Dios nadie lo ha visto jamás: Dios unigénito, que está en el seno del Padre, es quien lo ha revelado» (Jn 1, 18).

En Jesús también la mediación entre Dios y el hombre encuentra su plenitud. En el Antiguo Testamento hay una multitud de figuras que desempeñaron esta función, en especial Moisés, el liberador, el guía, el «mediador» de la alianza, como lo define también el Nuevo Testamento (cf. Gal 3, 19; Hch 7, 35; Jn 1, 17). Jesús, verdadero Dios y verdadero hombre, no es simplemente uno de los mediadores entre Dios y el hombre, sino que es «el mediador» de la nueva y eterna alianza (cf. Hb 8, 6; 9, 15; 12, 24); «Dios es uno —dice Pablo—, y único también el mediador entre Dios y los hombres: el hombre Cristo Jesús» (1 Tm 2, 5; cf. Gal 3, 19-20). En Él vemos y encontramos al Padre; en Él podemos invocar a Dios con el nombre de «Abbà, Padre»; en Él se nos dona la salvación.

El deseo de conocer realmente a Dios, es decir, de ver el rostro de Dios es innato en cada hombre, también en los ateos. Y nosotros tenemos, tal vez inconscientemente, este deseo de ver sencillamente quién es Él, qué cosa es, quién es para nosotros. Pero este deseo se realiza siguiendo a Cristo; así vemos su espalda y vemos en definitiva también a Dios como amigo, su rostro en el rostro de Cristo. Lo importante es que sigamos a Cristo no sólo en el momento en que tenemos necesidad y cuando encontramos un espacio en nuestras ocupaciones cotidianas, sino con nuestra vida en cuanto tal. Toda nuestra existencia debe estar orientada hacia el encuentro con Jesucristo, al amor hacia Él; y, en ella, debe tener también un lugar central el amor al prójimo, ese amor que, a la luz del Crucificado, nos hace reconocer el rostro de Jesús en el pobre, en el débil, en el que sufre. Esto sólo es posible si el rostro auténtico de Jesús ha llegado a ser familiar para nosotros en la escucha de su Palabra, al dialogar interiormente, al entrar en esta Palabra de tal manera que realmente lo encontremos, y, naturalmente, en el Misterio de la Eucaristía. En el Evangelio de san Lucas es significativo el pasaje de los dos discípulos de Emaús, que reconocen a Jesús al partir el pan, pero preparados por el camino hecho con Él, preparados por la invitación que le hicieron de permanecer con ellos, preparados por el diálogo que hizo arder su corazón; así, al final, ven a Jesús. También para nosotros la Eucaristía es la gran escuela en la que aprendemos a ver el rostro de Dios, entramos en relación íntima con Él; y aprendemos, al mismo tiempo, a dirigir la mirada hacia el momento final de la historia, cuando Él nos saciará con la luz de su rostro. Sobre la tierra caminamos hacia esta plenitud, en la espera gozosa de que se realice realmente el reino de Dios. 


lunes, 9 de marzo de 2020

La liturgia en la iglesia, el culto a Dios.


·         
     Recuerda y enuncia tres o cuatro curaciones obradas por Jesús narradas en los Evangelios. Además del hecho en sí, ¿Qué significado tenían tales acciones?

DE LO MATERIAL A LO ESPIRITUAL:
Somos a la vez seres corporales y espirituales. Necesitamos percibir de algún modo, por medio de los sentidos, las realidades interiores o espirituales. Por eso en las acciones sagradas se usan signos y símbolos, como gestos, palabras, agua, luz, música, etc. Son realidades materiales que nos acercan a realidades espirituales.
Lo mismo hacia Jesús. Las curaciones de toda clase de enfermos eran signo o señal de la curación espiritual que había venido a traer a la humanidad. Pero el Señor no vino a salvar únicamente a los que convivieron con él en Palestina hace dos mil años; vino a salvar a todos. ¿Entonces podemos nosotros estar en contacto con Jesús y ser curados y consolados por él?
En la liturgia se utilizan signos materiales (derramar agua, partir el pan, imponer las manos, ungir con aceite, etc.) que gracias a la acción del Espíritu Santo, se convierten en portadores de la acción santificadora y salvadora de Dios. Son signos que realizan aquello que significan.

UN ENCUENTRO CON DIOS EN EL PRESENTE:
En la liturgia y, de modo particular en la celebración de la Eucaristía, la Iglesia no solo recuerda, como en un aniversario, unos hechos que ocurrieron hace siglos, sino que los actualiza, los hace presentes. Nos permite participar hoy en esos acontecimientos históricos y beneficiarnos de ellos como si hubiéramos estado presentes; nos hace contemporáneos de Jesús.

QUIEN CELEBRA LA MISA:
Los ministros ordenados, obispos y sacerdotes, actúan en la persona de Cristo, que es quien preside la celebración litúrgica. Los demás fieles, al participar en la celebración, se unen a Cristo y se ofrecen ellos mismos como sacrificio espiritual.


EL AÑO LITÚRGICO






El momento culminante del año litúrgico es el Triduo Pascual. La pascua es la fiesta de las fiestas en la que conmemoramos la resurrección de Cristo.

EL LUGAR DE LA CELEBRACIÓN.

Aunque se puede rezar en cualquier lugar, necesitamos espacios donde encontrarnos como comunidad, como cuerpo de Cristo y así dar culto a Dios. El edificio material es símbolo de la Iglesia, de la comunidad de los creyentes, y también del cielo, la casa del padre hacia la cual nos encaminamos. Es un lugar de oración, donde se celebra la Eucaristía y donde está Cristo realmente presente en el tabernáculo.

ALGUNOS SÍMBOLOS LITÚRGICOS:
En los actos de culto, los ritos intentan expresar la grandeza de aquellos que celebramos a través de diversos signos exteriores.
·         Colores litúrgicos
·         Las posturas en la celebración de la Eucaristía
·         La música
·         Las imágenes





Trabaja en su cuaderno de forma ordenada
·         Contesta:
o   ¿Qué es liturgia?
o   ¿Qué es el triduo pascual?
o   ¿Cuáles son las partes principales de los edificios sagrados?
o   ¿Cuáles son los colores litúrgicos?
o   ¿Cuál es la finalidad de la música en las celebraciones litúrgicas?
o   ¿Qué sentido tienen las imágenes en las iglesias?

- Elabora un comentario en el blog con base a la información anterior y al video respondiendo a la pregunta: 

¿Como debe ser mi culto a Dios?


miércoles, 4 de marzo de 2020

Dios se revela en la historia

Ver el video:

Dios se ha revelado como Ser personal, a través de una historia de salvación, creando y educando a un pueblo para que fuese custodio de su Palabra y para preparar en él la Encarnación de Jesucristo.


La revelación de Dios tiene como su primer paso la creación, donde Él ofrece un perenne testimonio de sí mismo[2] (cfr. Catecismo, 288). A través de las criaturas Dios se ha manifestado y se manifiesta a los hombres de todos los tiempos, haciéndoles conocer su bondad y sus perfecciones. Entre estas, el ser humano, imagen y semejanza de Dios, es la criatura que en mayor grado revela a Dios. Sin embargo, Dios ha querido revelarse como Ser personal, a través de una historia de salvación, creando y educando a un pueblo para que fuese custodio de su Palabra dirigida a los hombres y para preparar en él la Encarnación de su Verbo, Jesucristo[3] (cfr. Catecismo, 54-64). En Él, Dios revela el misterio de su vida trinitaria: el proyecto del Padre de recapitular en su Hijo todas las cosas y de elegir y adoptar a todos los hombres como hijos en Su Hijo (cfr. Ef 1,3-10; Col 1,13-20), reuniéndolos para participar de Su eterna vida divina por medio del Espíritu Santo. Dios se revela y cumple su plan de salvación mediante las misiones del Hijo y del Espíritu Santo en la historia[4].

Son contenido de la Revelación tanto las verdades naturales, que el ser humano podría conocer también mediante la sola razón, como las verdades que exceden la razón humana y que pueden ser conocidas solamente por la libre y gratuita bondad con que Dios se revela. Objeto principal de la Revelación divina no son verdades abstractas sobre el mundo y el hombre: su núcleo substancial es el ofrecimiento por parte de Dios del misterio de su vida personal y la invitación a tomar parte en ella.


2. La Sagrada Escritura, testimonio de la Revelación
El pueblo de Israel, bajo inspiración y mandato de Dios, a lo largo de los siglos ha puesto por escrito el testimonio de la Revelación de Dios en su historia, relacionándola directamente con la revelación del único y verdadero Dios hecha a nuestros Padres. A través de la Sagrada Escritura, las palabras de Dios se manifiestan con palabras humanas, hasta asumir, en el Verbo Encarnado, la misma naturaleza humana. Además de las Escrituras de Israel, acogidas por la Iglesia, y conocidas como Antiguo o Primer Testamento, los apóstoles y los primeros discípulos pusieron también ellos por escrito el testimonio de la Revelación de Dios tal y como se ha realizado plenamente en Su Verbo, de cuyo pasar terreno fueron testigos, de modo particular del misterio pascual de su muerte y resurrección, dando así origen a los libros del Nuevo Testamento.


Dios es el autor de la Sagrada Escritura, que los autores sagrados (hagiógrafos), también ellos autores del texto, han redactado con la inspiración del Espíritu Santo. Para su composición, Él «eligió a hombres, que utilizó usando de sus propias facultades y medios, de forma que obrando Él en ellos y por ellos, escribieron, como verdaderos autores, todo y sólo lo que Él quería»[6] (cfr. Catecismo, 106). Todo lo que los escritores sagrados afirman puede considerarse afirmado por el Espíritu Santo: «hay que confesar que los libros de la Escritura enseñan firmemente, con fidelidad y sin error, la verdad que Dios quiso consignar en las sagradas letras»[7].

Para comprender correctamente la Sagrada Escritura hay que tener presente los sentidos de la Escritura —literal y espiritual; este último reconocible también en alegórico, moral y anagógico— y los diversos géneros literarios en los que han sido redactados los diferentes libros o partes de los mismos (cfr. Catecismo, 110, 115-117). En particular, la Sagrada Escritura debe ser leída en la Iglesia, o sea, a la luz de su tradición viva y de la analogía de la fe (cfr. Catecismo, 111-114): la Escritura debe ser leída y comprendida en el mismo Espíritu en el cual ha sido escrita.

Ver el video: 



Actividad:


1. Lee la información dada
2. Analiza cada video
3. Explica en paginas de papel bon, en equipo, que es la revelación, y como se transmite la revelación.
4. Realiza un cuestionario de 10 preguntas, con sus respectivas espuestas.

La Eucaristía, milagro de amor.

  Me atrevería a decir que en alguna ocasión te preguntaste ¿Qué es la Eucaristía? pues como toda inquietud, ésta se puede responder, pero n...